Los gatos persas son unas de las mascotas ideales porque son muy amigables, cariñosos y para nada tímidos, confían muchos en sus dueños y son ideales para los que tienen niños por su temperamento.
Su nombre procede de la antigua Persia, actualmente Irán. Los gatos persas descienden del Angora Turco. Los primeros ejemplares fueron importados desde Persia a Italia 1620, luego fueron llevados a Inglaterra donde provienen los actuales persas.
El gato persa se caracteriza por tener una cara ancha y plana, posee un abundante pelaje espeso, largo y sedoso, tienen un cuerpo compacto, redondeado, musculoso y una estructura ósea robusta. Tiene patas cortas y gruesas, sus ojos son grandes y redondos.
Son gatos muy elegantes se consideran “Gatos aristocráticos”, por que el 75% de los gatos registrados con pedigree son persas. Podemos encontrar de diversos colores como blanco, negro, crema, o de dos colores llamados “arlequín”.
Estos gatos tienen un temperamento muy tranquilo, son muy dulces algunos los llaman “tigres de sofá” por lo pacífico que son, les encanta dormir y requieren de constantes muestras de cariños por parte de sus amos. Lo llamativo de estos gatos es que no tienen el instinto de cazador como los demás felinos.
También podemos encontrar a los persas himalayos, ellos son diferentes en su pelaje, son iguales a los persas pero el color es similar al gato siamés, teniendo los ojos azules. Otro tipo de persa que podemos encontrar es el persa exótico, tiene un pelaje más corto y parejo, haciéndolo parecer un osito de peluche.
Este tipo de raza requiere de muchos cuidados y atención de sus amos, se les debe peinar constantemente su pelaje para que no se le enrede su pelo ni se les formen nudos por lo menos una vez al día, se les debe bañar esporádicamente o utilizar un shampoo seco, es habitual que sus ojos lagrimean lo que se les debe limpiar diariamente, tener cuidado con no sobrealimentarlo o podría tener problemas cardíacos, y tener cuidado con las pulgas por su abundante pelaje.
